
El pasado no se puede recuperar, nada se repite de igual manera, pero ya desde tiempos de Ada Colau las autoridades municipales parecen dispuestas a recuperar el brillo de la que fue la calle de los espectáculos en Barcelona. Además del teatro, la música se erige hoy como un poderoso atractivo del Paral·lel, contando con la sala Apolo como cabeza tractora, amén del Paral·lel 62 que gana espacio con su creciente programación y con el histórico El Molino como sala que recientemente se ha sumado a la oferta musical. Pendientes las obras de recuperación del Arnau y con locales como Psycho, Rouge, La Federica o Laut entre otros, la animación parece crecer en la zona. No se conoce cómo será el futuro inmediato, pero sí que se han dejado atrás los años más oscuros y degradados.

