Enclavada en el corazón del Mediterráneo, Palma emerge como una ciudad que atrae por su amplia oferta cultural, artística, gastronómica y deportiva. Pero es la mezcla de influencias y tradiciones de los pueblos que se han instalado en ella lo que convierte a la capital balear en un destino tan especial. Esta mezcolanza ha dejado su impronta en plazas y calles, y se refleja en sus edificios más emblemáticos: la Catedral, el palacio de la Almudaina, la Lonja o el Castillo de Bellver.
