Les confieso que, tantos años después, la música de la cabecera de El arca de Noé, un programa de documentales de naturaleza que se emitía en los años ochenta en La 2 los domingos por la noche y mi padre sintonizaba sin falta, me produce una terrible melancolía. Todavía escuchar esas notas musicales me llena de tristeza y desamparo puesto que para mí son un sinónimo del final del fin de semana. Con el tiempo, llegaron otras músicas y formas de entretenerse, obligaciones y temores, pero muchos domingos por la tarde no puedo evitar sentirme como durante aquellas lejanas noches viendo documentales de naturaleza. Este sentimiento, que tantos viven o han vivido en silencio pero que, según datos estadísticos, comparten millones de personas sin distinción de nacionalidades ni culturas en todo el mundo, ha sido bautizado en el mundo anglosajón como Sunday scaries (miedo del domingo, en español, o, en términos algo más científicos, “síndrome del domingo por la tarde”).
